Este será mi territorio. (Libre)

Ya estaba un poco aturdida, era mediodía y estar en el centro de la ciudad era catastrófico. Bocinas aquí, gritos allá, campanadas acullá, todo aquello afectaba mis oídos y mi cabeza, además de los olores extraños que despedía cada rincón de la ciudad. Sabía de este lugar, pero nunca había estado aquí antes, aunque lleve un año aparentemente libre. Tenía un olor mas o menos agradable, la docena de árboles que había allí equilibraban todo ese olor extraño de la ciudad, y a pesar de ser un centro tecnológico bullicioso y sumamente activo, me estaba comenzando a parecer hermoso y tranquilo, con la luz del sol resplandeciente en cada edificio, un cielo despejado y una suave brisa haciendo murmullar a las hojas.

~Así es como me gustaría mantener a mi ciudad, calmada y hermosa, como este lugar...- con los ojos cerrados, apreciando un poco de viendo sobre mi cara.

Solté un largo suspiro, y sonreí. Por alguna razón, estuve feliz por unos segundos. Caminé hasta el barandal y apoyé mis manos en el, teniendo una mejor vista de lo que sería mi ciudad en cualquier momento, y la deseé con más ganas.

~Esta será la primera región que conquiste, definitivamente.- dije, con los ojos cerrados.

Había estado allí por un buen rato dormido, alejado del bullicio de la ciudad, porque, joder, si que era ruidosa. Esos pequeños robots de limpieza siempre habían sido una molestia para mi, la escuela también lo era, por lo que había decidido tomarme el día "libre" y venir aquí a dormir un rato en algún árbol, pero alguien interrumpió mi siesta. Era un olor extraño, como una mujer pero no olía como todas, el olor que despedía era diferente.

Me bajé del árbol y caminé hacia esa persona que para mi era muy extraña.

-Hey,tú. ¿Quién eres?- Su apariencia y olor me daban mucha curiosidad.

Inhalé profundamente aquel aire, un poco más limpio que el de la ciudad, pero aún poseía aquel olor extraño, eso no se podía anular tan fácilmente. Un ruido entre los árboles, un poco más fuerte que el murmullo de las hojas desvió mi atención por unos segundos, hasta que escuché una voz masculina y desconocida. Volteé inmediatamente, y apoyé mi espalda al barandal.

~¿Q-que quién soy yo?- miraba un poco desconcertada al chico, con gesto arrogante -Es algo atrevido llamar a Horo como "Tú", ¡Horo debe ser nombrada con respeto! ¿Quién se cree que es usted?- dije con una voz segura de mí misma.

Era una situación que me veía venir, al ser una esper con una habilidad muy poco común, suelo atraer a curiosos. Pero al parecer olvidé aquel importante factor mientras el sol de mediodía brillaba en mi cara, y el viendo revolvía mis cobrizos cabellos.

Fruncí el seño e hice puchero al ver la arrogancia de aquella chica, no era la primera vez que me topaba con gente arrogante y sabía que era divertido. Sonreí para después cambiar mi expresión a una mirada desafiante.

-Así que te llamas Horo, eh? ¡Pues déjame decirte que acabas de invadir mi territorio! ¡Aquí es donde duermo cuando estoy muy aburrido! ¡Y no me creo nadie, soy Natsu y punto!-Agitaba mis brazos en plan de protesta contra la chica que olía extraño. Parecía que me había topado a alguien interesante.

Era algo desafiante, irritante, una situación molesta para mi. Pero a la vez algo divertido, podía demostrar mi poder a una persona extraña, podría demostrar lo grande que era Horo la Sabia. Mantuvo su gesto arrogante y autosuficiente a pesar de que todo su estado de relajación se había desvanecido.

~¿Ah si? ¡Pues éste lugar es ahora territorio de Horo!- parecía más un ladrido que un grito, y continuó -Y Horo no usa este lugar para aburrirse, a diferencia de Pelirrosa-san, ¡Así que Horo merece este lugar!- crucé los brazos.

Es cierto, había pasado por alto su nombre, pero lo recordaba. Miraba desafiante al chico, esperando que se rindiera ante mis voluntades y cediera el lugar, yéndose de aquí; parada con mis dos pies firmemente en el suelo.

Me crucé de brazos mientras le hacía una mirada indiferente. Era de veras posesiva, apenas había llegado y ahora era su territorio. ¿Quién demonios se cree que es? Además me había llamado Pelirrosa-san, eso si que fue raro.

-¡¿Pelirrosa-san?! ¿Este lugar ahora es tu territorio?- Solté una carcajada, pues sabía que tenía el modo de mostrarle todo lo contrario.

-No veo tu nombre en ningún lugar. ¿Dónde está la prueba de que es tuyo? No la encuentro. Oh, es cierto: es porque no te pertenece- Sonreí burlonamente mientras sacaba un marcador de mi bolsillo, me agaché y escribí "propiedad de Natsu Dragneel" en el suelo, para que se viera que el lugar era mio y para que recordara mi nombre.

Una pequeña venita se formó en mi frente, a la vez que cargaba una mirada desafiante y un gesto irritado. Creo que estaba gruñendo, no estoy segura. En fin, ya me parecía sobre todo molesto el que me estuviera desafiando de aquella manera, a mi, a la Sabia Horo. Pero tenía una linda idea. Saqué las garras de mi mano derecha, no era importante de qué animal se trataba, y sonreí maliciosamente. Me agaché frente al nombre en rotulador y tracé un recuadro alrededor del nombre del chico con la garra de mi índice.

~Bueno, ese puede ser el territorio de Pelirrosa-san.- dije, en una pequeña risa maliciosa, volviendo a erguirme.

Luego anduve de un lado a otro del mirador, trazando por todo rincón que encontraba "Propiedad de Horo, la Sabia"; por el asfalto del suelo, por los barandales, en cada tronco de cada árbol e incluso en la máquina de binoculares. Luego volví a pararme frente al chico y me reí maliciosamente.

~Ese será mi territorio...- dije entre risitas, convirtiendose en una carcajada.

Era bastante lista y molesta. Comenzaba a odiarle con muchas ganas. Además parecía ser bastante egocéntrica, escribir: "propiedad de Horo, la Sabia" en todos lados...¡joder!

Tomé mi marcador de nuevo y escribí en un papel, me acerqué a la chica y se lo pegué en la frente: "propiedad de Natsu Dragneel" Con eso, seguramente iba a enloquecer.

-Si eres de mi propiedad significa que lo que es tuyo es en realidad mio-Me reí maliciosamente, me sentía realmente malvado y me estaba divirtiendo bastante.

Iba a mostrarle qué tan posesivo podía ser.

¡¿Qué demonios había sido eso?! Ahora estaba realmente confundido con lo que había pasado, no solo se había llevado a la chica extraña sino que me había dejado el problemita de los anti-skills. Pero debía darle las gracias por dejarme libre el territorio.

Suspiré.

-Demonios, se ha llevado a la chica extraña y ahora tendré que lidiar con estos tipos tan irritantes...¡Vaya día de descanso!

Spoiler:

Ok, eso último se había pasado de la raya. Estaba roja de furia, a punto de convertirme en algun híbrido, animal o que se yo involuntariamente, cuando el chico adherió el papel con su nombre sobre mí. Era listo, pero muy irritante, lo que menos me gustaba era que me desafiaran. Gruñí, y levanté mi dedo índice para indicar palabra, hasta abrí mi boca, pero el fuerte ruido de un chico y una multitud atrás corriendo distrajo mi atención.

~Pero qué...?- fue mi única respuesta ante la oración del chico con el parche.

Estaba completamente desorientada, sorprendida y extrañada. No me esperaba que aquel chico raro me tomara en brazos, así que cuando lo noté, comencé a patalear y arañar al chico.

~¡S-sueltame!- le gritaba al chico -¡Estaba por enseñarle a Pelirrosa-san el poder de Horo! ¡Suelta a Horo!- dije, justo antes de gritar mientras el chico saltaba el barandal y se arrojaba hacia abajo -¡¿QUÉ CARAJOS?!

Era un dia aburrido y calmado en Ciudad Academia, para mi era normal ya que toda mi maldita vida la habia vivido aqui por demasiado tiempo, veia a las personas caminar como si nada, sin darse cuenta que existia....era realmente lo de menos.

Pero despues la calma termino, cuando de pronto mis ojos divisaron a una persona tirandose del mirador con alguien en brazos:

-¡¿Pero que?!-dije realmente sorprendida y un poco asustada....tal vez pudiera ser que no aguanten la caida y ambos mueran despeñados, eso no podia permitirlo...o quien sabe, ¿como voy a ayudar a dos sujetos que no conozco?, ¿y si los lastimo usando mi "move point"?, ni siquiera alcanze a ver quienes eran ese par de sujetos. Suspire resignada y alze mi vara negra apuntandolos, en ese instante fueron teletransportados a tierra firme, sanos y salvos...

Despistar a los anti-skills fue fácil, pero ahora debía encontrar a MI propiedad. El tipo pirata había saltado con la chica extraña en brazos el barandal y algo me decía que eso más la personalidad de la chica iba a armar un gran problema y por supuesto, yo tenía que estar ahí, así que también salté el barandal.

-Tengo que ver eso, ¡Me estoy encendiendo!-

¿Y por qué no me había transformado en un pájaro? llevaba unos segundos arañando al chico, ya un poco asustada por estar comenzando a acercarme al suelo, hasta que se me ocurrió esa idea. Pero al parecer no fue necesaria, porque en un abrir y cerrar de ojos estábamos en el suelo... Hasta llegué a creer que estábamos a punto de chocar, por lo que grité aun desorientada, y con gesto de terror me dejé caer en el suelo, sentada y con las piernas semi extendidas, todo apenas me soltó el chico.

~Pero... Hace 3... No... Arriba... Estaba... Caer...- decía con aún un gesto de confusión y terror, señalando hacia lo alto del edificio donde se encontraba el mirador -¡¿TU BOLETO DE SALIDA ERA TIRARNOS DESDE ESE EDIFICIO?!- Le gritaba al chico emparchado, aún en el suelo -Y, primero que nada, ¿POR QUÉ TIRASTE A HORO CONTIGO? ¡No entiendo!

Suspiré y dejé caer mi tórax al suelo, acostándome y viendo hacia arriba, intentando encontrarle sentido a lo que había pasado, era demasiado loco, extraño y enfermizo para ser real, pero lo era. Ërordé el papel rotulado que tenía pegado el la parte frontal de mi vestido blanco, y fruncí el ceño mientras me lo quitaba, lo arrugaba y lo tiraba por ahí.

~Quién se cree ese pelirosado, desafiando a Horo-sama como lo hizo, y además diciendo que era SU propiedad... Hmph...- pensaba en voz alta, con una venita en la cabeza.

Caí al suelo. Había caído bastante duro y me había golpeado el trasero pero logré amortiguar mi caída con mi magia de fuego. Me levanté y me acomodé la bufanda y comencé a mirar a los lados buscando a la chica extraña y al chico pirata hasta que los ví a unos cuantos metros de allí y comencé a correr hacía ellos y a gritar.

-¡Hey! ¡PIRATA, ¿QUIEN TE CREES?! ¡¡No puedes salir de la nada y llevarte mi nueva propiedad extraña e interesante!!

Suspiré muy profundamente. Este chico parecía idiota, ningún ser cuerdo sería capaz de lanzarse de un edificio tan alto con una persona en brazos y sin preocupación alguna, como si fuera algo de todos los días. Y además, el chico no contaba con que mágicamente nos teletransportaramos al suelo, a menos de que esa fuera su habilidad secreta... "Esperen, ¿Cómo yo se que es Esper...?" me planteaba mentalmente. Sacudí mi cabeza, no quería hacerme esas preguntas ahora, algo me decía que no.

~Bien, ese no es un buen motivo para lanzar a Horo-sama desde un edificio con un extraño u.ú- no abandoné el gesto arrogante.

De un salto hacia adelante me puse en pié, y sacudí mi vestido. Muy indiscretamente sonó mi estómago, por lo que hice un gesto incómodo y me sonrojé un poco, me era vergonzoso demostrar hambre de aquella manera, y ante gente extraña. Olfateé un poco el aire, olía a chocolate super extra azucarado y empalagoso, y fruncí el ceño al saber que el pelirosa estaba justo detrás.

~¡Horo-sama no es propiedad de nadie, y menos de un chico con cabello de chica!- grité dándome la vuelta -Horo es de Horo, ¡Y de nadie mas!- me crucé de brazos, desde otra perspectiva mi gesto parecía muy infantil.

Estaba enojado. El chico pirata me estaba irritando un poco. Me empezaba a dar hambre y el comía chocolate mientras decía que debía alimentar a mi propiedad. ¡Claro, en casos como este si era mi propiedad! Maldito. Tambien, la chica extraña decía que tenía cabello de chica....¿Tengo cabello de chica? ¿Desde cuando?

-Es rosa pero no es de chica- Dije mientras se me formaba una vena en la frente. Suspiré.

-Demonios...tengo hambre...¡es tu culpa, piratita! ¡Si no me hubieras dejado a los anti-skill a mi no tendría hambre en este momento!

Me creció otra venita en la cabeza; estaba molesta, hambrienta y habían un par de chicos molestándome con eso de que Horo-sama era propiedad de alguien. Y yo tan solo quería pasar un rato en el mirador, mi nueva casa, mi nuevo territorio. Suspiré profundamente, aunque continuaba irritada, intentaba calmarme antes de convertirme en un jaguar o algo así, solía suceder cuando estaba muy irritada.

~El nombre de Horo es mucho más que bonito, ¡El nombre de Horo es el mas majestuoso!- dije, cruzándome de brazos -¡Y HORO NO ES PROPIEDAD DE NADIE!- le di la espalda a ambos chicos, y caminé unos cuantos metros hasta que volvió a sonar mi estómago.

Quería irme, pero sabía que no iba a conseguir comida estando sola. En esta ciudad donde todo se basa en el dinero prácticamente, no podía encontrar las cosas tan fáciles. Ni que les aclarara a las demás personas mi identidad podría conseguir algo gratis, eso apestaba.

Me cansé. Ya no quería estar más ahí. Tenía hambre y sueño y muchísima pereza como para estar ahí. Ya tendría tiempo para molestar a la chica extraña y deshacerme del chico pirata.

-Tengo sueño y hambre, me voy- Dije mientras bostezaba y me alejaba caminando pero me detuve un momento... no tenía un maldito centavo encima, así que me volteé y miré a mis acompañantes.

-Ehm...¿alguno de ustedes tiene dinero?- Sonreí abiertamente.

Intenté mantener mi gesto de molestia, pero un profundo bostezo y un gruñir en el estómago interrumpió mi gesto. Era algo raro que fuera apenas un poco más de el mediodía y ya comenzara a estar cansada, pero quién sabe si eso se me iba a quitar comiendo algo. Cuando abrí mis ojos del bostezo, los cuales se habían humedecido, miré hacia los dos tickets de comida gratis en la mano del chico. Me brillaron los ojos.

~Emm... Un plato de comida no estaría mal para el estómago de Horo-sama...- dije con la mano en la nuca, y algo sonrojada.

Caminando hacia el restaurante que apuntaba el chico, el olor a ramen llegó hacia mi nariz, muchísimo más acentuado de lo normal. Se me hizo agua la boca al instante, e instintivamente entré corriendo a el pequeño restaurante, me senté en uno de los bancos en la barra y puse ambos puños sobre ésta. De lo que no me había percatado era que se me habían salido las orejas y la cola de perro, la cual se meneaba de un lado a otro.

~¡Que venga el ramen! *w*- dije, con los ojos brillosos y olfateando el aire.